Salvatore Cibelli dice sentirse un poco de cada sitio donde ha vivido. A Canarias llegó en 2005 y pudo entrar en contacto con el MUS-E para desarrollar un trabajo desde las artes que incluye a la naturaleza y a los grandes pintores como ejes fundamentales. De eso, de la educación y de la necesidad del Arte charlamos con él. “Nací en Nápoles, me trasladé a Milán, llegué a Madrid en 1993 y luego ya a Canarias alrededor de 2005. Yo sostengo que uno siempre es de los lugares donde ha vivido. Entonces soy un poco canario, un poco madrileño, un poco milanés y muy napolitano”. Así arranca nuestra charla con Salvatore Cibelli, artista de Artes Plásticas en el Programa en Canarias. Un clásico del MUS-E, con muchísimos años a sus espaldas de vinculación con la FYME. Una trayectoria vital y profesional en la que este artista — fue ilustrador de libros y viñetista en sus arranques en Madrid, continuando la estela iniciada en Milán — ha cultivado su otra gran faceta, su otro gran don, que no es otro que el de pintar. La faceta de pintar siempre muy vinculada a la naturaleza, como hemos podido ver a lo largo del tiempo en su desempeño MUS-E, donde los murales han tenido un fuerte componente asociado al medio ambiente. “Me marcó mucho el desastre del ‘Prestige’”, señala Cibelli, para introducirnos su preferencia por tratar temas de naturaleza y medio ambiente en sus sesiones MUS-E. “Creo que el Arte es importante para configurar la sociedad. Mi vinculación con la naturaleza nace de la necesidad de protegerla”.

“La luz de Canarias”.

Antes de aterrizar en las islas y de abrazar el MUS-E, Cibelli ya pensaba parte de su Arte en temática de naturaleza y de medio ambiente. Sin embargo, su nueva etapa iniciada en 2005 supuso el espaldarazo definitivo a la idea de trabajar con esos conceptos. “En Canarias quedé cautivado con la luz que había. Esto me permitió dar más luminosidad a mis composiciones de la naturaleza”. Cibelli, que concibe el Arte como una fuente y un instrumento de pedagogía, encontró en el MUS-E el compañero ideal de viaje. El complemento perfecto. “La función del MUS-E es esencial y casa con mi forma de ser. El Programa y la Fundación dieron amparo a mi forma de entender el Arte”, explica. “El MUS-E llena los huecos pedagógicos de los valores en educación artística que existen en los programas educativos. Hay carencia de Arte en la escuela, y lo cubre el MUS-E- Y es muy importante porque el Programa trata las emociones, el crecimiento personal. Es imprescindible que el MUS-E exista y siga trabajando con estos valores”, desgrana. “En ocasiones, los programas educativos, dentro de un contexto neo liberal, están encaminados a la competitividad más que al crecimiento personal. El Arte es una herramienta muy importante para desarrollar el mundo, para sentirlo, para expresarlo. Sentir quién eres y que cada individuo cuenta, importa. Por eso el MUS-E es importante”.

“Los murales y el trabajo con grandes pintores”.

Cibelli ha desarrollado su labor con el MUS-E en diversos centros del Programa en Canarias. Y una de las marcas de su trabajo ha sido el tratar la obra de grandes pintores, a la vez que proyectaba murales con temática asociada a la naturaleza que tanto ama. “Uno aporta lo que sabe, lo que vive, lo que siente. Sería interesante que el MUS-E empezara antes, a los 3 años. Es un momento clave. Siempre le he dedicado horas a la infancia en general. Y pintores como Van Gogh, Picasso o Miró — cuyas obras han estado presentes en sus sesiones plásticas — llegan mucho a los niños, por los colores y por las formas. Te abren la visión, te enriquecen mucho”, nos cuenta sobre su predilección a la hora de elegir estos artistas para sus sesiones en los centros. “¿Y por qué ese gusto por los murales?”, le preguntamos. “Arte, arquitectura y naturaleza. Los murales señalan el equilibrio entre estos tres conceptos”, contesta. “Con los murales participa mucha gente. Aportan un sentimiento de comunidad, de oportunidad de trabajar en equipo. No hay muchas ocasiones de poder trabajar en algo que luego se queda ahí, como testigo de un esfuerzo, de una experiencia. Todos somos responsables, todos aportamos, todos somos parte de algo, todos podemos cambiar el entorno. Esto último es un concepto que creo que se está perdiendo. Intentan dividirnos, fragmentarnos, enfrentarnos. El uno contra el otro”.

“La factura del coronavirus”.

Un año y medio después de aquel terrible marzo de 2020, cuando todo se detuvo por semanas, Cibelli analiza cómo ha afectado la pandemia al MUS-E. Y cuánto. “Muchísimo, ha afectado muchísimo. Al principio, cuando se retomó el MUS-E, había miedo y fue complicado arrancar. Pero con el tema de los murales, de trabajo en el exterior, donde había menos riesgos, pudimos sacar adelante el Programa, a la vez que creábamos ese sentimiento de comunidad del que te hablaba”. “Poco a poco, la acción de trabajar en el exterior, con el menor riesgo COVID que eso conlleva, ha ido relajando la situación y paulatinamente el trabajo ha salido en los centros. Pero los niños y niñas se han quedado afectados por todo lo relacionado con el coronavirus. La COVID ha influido en su capacidad emocional”. Con o sin pandemia, y deseamos que esto último sea una realidad absoluta muy pronto, lo que ha ido de la mano de Salvatore Cibelli durante casi 20 años han sido el MUS-E y la Fundación. Un sendero que nadie mejor que él puede definir. “El MUS-E me lo aporta todo. Me siento completo. Tengo que dar las gracias a la Fundación y al Programa MUS-E porque casa con mi forma expresiva y me permite disfrutar de una dinámica como artista donde trabajas con un material, que es el material humano”.

 

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